viernes, 15 de octubre de 2010

Los árboles mueren de pie

Lago Epecuén
La Villa del Lago Epecuén era un poblado ubicado a poco más de 500 Km. de la Ciudad de Buenos Aires en las orillas de la laguna que lleva su mismo nombre. Esta villa fue en un tiempo pasado un lugar próspero en donde miles de turistas llegaban al año al pueblo en búsqueda de las propiedades curativas que posee la laguna dada su alto contenido de sal en sus aguas. Tal es así que la concentración de salinidad de sus aguas es comparable a las aguas del Mar Muerto. La primera referencia histórica sobre el Lago Epecuén data del año 1770 aproximadamente cuando la descubrió el píloto de la Real Marina Española, Pablo Zizur quien la bautizó con el nombre de San Lucas. También existen documentaciones históricas acerca de los Araucanos quienes usaban las aguas con fines terapéuticos. Durante principios del Siglo XX se fueron afincando en la zona pobladores merced a la llegada del ferrocarril. Esto sumado a las propiedades de las aguas hizo que la villa tuviera un rápido crecimiento llegando a tener una población estable de 1500 habitantes y capacidad hotelera para unos 25000 visitantes. En 1985 Epecuén quedó anegada durante una inundación que afectó a todo el sistema de lagunas conocidas como encadenadas. Los terraplenes que defendían a la ciudad desde fines de la década anterior cedieron y cerca de la mitad del pueblo quedó sumergido. Al año siguiente Epecuén se encontraba con cuatro metros de agua en algunas zonas y en 1993 la laguna volvió a crecer perdiéndose definitivamente. Hoy en día las aguas están diez metros por encima del nivel antes de la inundación. Sus pobladores que la abandonaron se afincaron principalmente en Carhué debiendo comenzar allí una nueva vida. 
Hoy Epecuén es tan solo un recuerdo y su presente es tan solo la historia de un pueblo al que un día lo tapó el agua. Allí quedan los árboles que han muerto de pie y las construcciones, muchas de las cuales todavía asoman emergiendo del agua.











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