jueves, 29 de noviembre de 2012

Nuestro Litoral (Segunda parte)

Allá por las tardes
Allá en mi pueblo la tarde es azul, transparente 
Tiene un silencio largo, extendido y sin embargo 
Se escucha todo en detalle, a veces pareciera 
Tener sonoridades como de infinitos cristales 
Cayéndose, rozándose, rompiéndose por todas partes 
Como una llovizna o como una música 









Allá a lo lejos se escucha un canto 
Chamamecero junto al arroyo 

Un musiquero medio inclinado en el acordeón 

Se busca el alma en el instrumento 
Bien estirado junto a su pecho 
Y por el monte silbando un ave vuela hacia el sol 










Con su tinaja de barro y luna 

La noche viene por la espesura 
Y como un cirio al lucero enciende 
Su llama antigua en el arrebol 
Tras la ventana de una casona 
Hay una anciana rezando a solas 
Su novenario mientras los niños 
Le cantan rondas alrededor 

Por las lagunas los teru teru 

Y acaso un duende chamamecero 

Le está encendiendo todos los brillos al pedregal 
Una guitarra de pescadores 
Busca la orilla en los albardones 
Y un grillo chilla desafinado en el arenal 









Medio achispado con guaripola 

Viene un paisano por el sendero 
Y entreverado con los jilgueros 
Recién nacidos quiere cantar 
Se le atraviesa una garza mora 
Revoloteando por las totoras 
Entre los últimos benteveos 
Atardecidos que ya se van 




Cómo me gusta mirar la tarde 

Desenredándose en los palmares 

Con la fragancia inocente y pura 
Que trae el viento del naranjal 










Qué lindo suena en el entrevero 

De las chicharras y los jilgueros 
El canto manso y chamamecero 
De los paisanos de mi lugar
                                                                                    
                                                                                                    Teresa Parodi








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